La situación de los niños no pasa de largo sin dejar huellas en ellos. La madre está exhausta, abatida y casi siempre muy seria. Los niños ven a su padre por lo general enajenado frente a la televisión. ¡Qué suerte que sean tres, para así entretenerse mutuamente! Gracias a que todavía no van a la escuela, y ninguno ha recibido plaza en una guardería, los niños no han podido notar la diferencia que tiene su vida, con la de otros niños. En Alemania, la mayoría se dan cuenta en los jardines de infancia o en la escuela y muy a menudo por el contacto de los padres, basado en bienes materiales comunes. Esta es una guerra, que los Tomasek pierden de antemano.
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